1.4.06

El Gil de Israel

No quiero establecer ningún tipo de comparación entre el GIL que desgraciadamente hemos conocido en España y el Gil que se nos ha revelado en Israel, porque no deseo ofender gratuitamente a ningún partido político israelí.

Sin embargo, pueden tener ambos en común una cierta calidad de síntoma de problemas sociopolíticos graves.

El GIL originariamente marbellí, y luego más extenso, antes de su extinción era un claro síntoma de ocupación del espacio político por el interés privado, ilegítimo, usurpador, avaricioso, corrupto, depredador, mafioso y populista y, por desgracia, como hemos visto estos días, ha tenido secuelas post-mortem.

El Gil (edad en hebreo) que conocemos como partido de los jubilados o de los pensionistas, formado por venerables jubilados israelíes ha dado la gran sorpresa en las elecciones israelís de 28 de marzo, obteniendo 7 puestos en el Knesset, un parlamento de 120 escaños. El Gil pretendió hace tiempo lograr algún puesto en las listas electorales de los grandes partidos, y ante el fracaso de la gestión, se presentó en solitario. Los nietos han votado a los abuelos y allí se han refugiado también los que no tenían a quien votar.

Cuando el cómputo del voto de los soldados ha completado ya el escrutinio, ha quedado confirmada la bajísima participación electoral, un 63,7 por 100, la más baja de la historia de Israel, en abierto contraste con el 75 por 100 de las elecciones palestinas de 25 de enero.

Se ha confirmado también el resultado mucho más bajo del esperado de Kadima, con sólo 29 escaños; seguido por el Partido Laborista, con 20; los ortodoxos sefardís del Shas, con 12; el Likud, con 11 -absolutamente hundido -; los rusos de Yisrael Beitenu, del racista Lieberman, con 11; los jubilados del Gil, con 7; el izquierdista y pacifista Meretz con 5; y la habitual dispersión de otros pequeños partidos hasta completar los 120 escaños.

Me temo que esto refleja una patología sociopolítica grave. Se constata la progresiva desaparición de los mínimos elementos comunes constitutivos de un Estado, desde luego del mínimo Estado del Bienestar, y se convierte la representación parlamentaria en una amalgama de intereseses fraccionales, sociales, religiosos, étnicos, etc.

En este panorama no puede sorprender la hazaña del Gil, aunque sí que debe de preocupar. ¿Qué cemento común puede tener una sociedad que genera esta representación política? ¿Qué actuación sensata nos es lícito esperar en aspectos esenciales, que nos afectan a todos?

Moshe Katsav, Presidente de Israel, acaba de iniciar la ronda de contactos con vistas a la formación de Gobierno. Esperemos a conocer el resultado de las mismas antes de hacer proyecciones de futuro.

Si algo ha demostrado siempre el Knesset es su fecunda creatividad en el trance de consagrar coaliciones de Gobierno.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Me resulta difícil aceptar que Pertz pueda aliarse con los partidos ultrareligiosos.
Comprendo su aversión hacia Kadima y al "traidor" Simon Peres, pero lo que pretender hacer es traicionar sus propias convicciones sobre el proceso de paz.

4/4/06 19:06  

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