18.9.06

De los árabes de Israel

De los árabes de Israel no nos llega casi ningún lamento. De los árabes de Israel casi nadie sabe nada.

Lo cierto es que los ciudadanos israelíes de etnia árabe, cualquiera que sea su religión o aunque no la tengan, son en la práctica, y sutilmente en las leyes, tratados como ciudadanos de segunda categoría, para utilizar una expresión suave, o de "apartheid" como lo definen los palestinos y algunos judíos.

Los palestinos que lograron quedarse en territorio reconocido internacionalmente como israelí cuando "El Desastre" de 1947 fueron asentados por el nuevo Estado de Israel en algunas poblaciones supervivientes de la campaña de liquidación física de los asentamientos palestinos, en que se arrasaron aproximadamente 500 lugares, en cuyos terrenos se pueden ver ahora los campos de cultivo extensivo tan característicos de la llanura costera israelí. He visto estos campos, y la gente que me acompañaba me señalaba en qué lugar se encontraba el pueblo en que había nacido.

Los palestinos ciudadanos de Israel no pueden ni tan sólo autodenominarse como lo que son: palestinos. Su denominación oficial es la de árabes, para borrar su pertenencia nacional, y cualquier asociación, sindicato, partido, etc. que incluya la denominación palestina en su nombre, ve sistemáticamente denegada su inscripción en el registro correspondiente mientras no se sustituya la identificación por la genérica de árabe. La identidad de estos ciudadanos es relegada a la ilegalidad, a la clandestinidad.

La ley no lo impide, pero en la práctica han desaparecido la práctica totalidad de asociaciones y organizaciones que integraban miembros palestinos y judíos, ante la intolerancia social respecto a su existencia. Las pocas que subsisten, como el Alternative Information Center o B'Tselem, reciben un más o menos disimulado, pero constante, acoso administrativo.

Los palestinos no pueden realizar el servicio militar en Israel, lo que a primera vista puede no parecer una discriminación contraria, pero resulta que la legislación impide la adquisición de la propiedad de terrenos y casas a menos de determinada distancia de las fronteras a quien no haya realizado el servicio militar, por supuestas razones de defensa, lo que viene a excluir a los palestinos de la propiedad de las viviendas que ocupan y de las tierras que trabajan, ya que la población palestina se concentra básicamente en las inmediaciones de la línea que separa Israel de Cisjordania desde 1967.

Las leyes israelíes reconocen eficacia sólo al matrimonio religioso judío, lo que crea los problemas que se pueden imaginar a los ciudadanos no religiosamente judíos para regularizar las situaciones familiares.

Los habitantes palestinos de Israel ven con gran frecuencia como sus viviendas son arrasadas en virtud de resoluciones administrativas fundadas en infracciones urbanísticas. Lo que se debería de conocer es que, casualmente, la mayoría de los territorios donde viven los palestinos son declarados reservas ecológicas o paisajísticas, lo que luego no impide la construcción de asentamientos para israelíes de primera categoría.

Los ciudadanos israelíes de origen palestino tienen derecho al voto, pero en la práctica la abstención es mucho más elevada que la media, puesto que saben que nunca podrán reunir una mayoría en el Knesset.

Existe, además, la norma asumida - aunque naturalmente no escrita - de que los Diputados palestinos en el Knesset no ejercen el derecho de votar cuando se trata de determinadas cuestiones, como las relativas a la Defensa y fronteras.

El acceso a la justicia se complica por la cuestión idiomática, puesto que los Tribunales tienen como lengua de trabajo el hebreo, que no es conocido por la mayoría de los palestinos, de expresión árabe. He asistido a juicios militares desarrollados sin intérprete en que se impusieron penas superiores a los seis meses de prisión.

Tengo la firme convicción de que sería necesario y conveniente que muchos más habláramos mucho más de los árabes de Israel.

(artículo publicado en laRepública.es)